La mujer falleció y el crimen quedó impune. Otra de sus víctimas vive amenazada de muerte.
José Raúl Quiroga es Jockey y es conocido en Villa Unión como el loco de la fusta porque cuando la policía rescató a una de sus víctimas, María de 19 años en 2016, esta tenía todo el cuerpo marcado por las lesiones de la fusta. Quiroga fue procesado por la Justicia por haber secuestrado y violado a esta joven, pero en vísperas del juicio María falleció en un accidente y estos crímenes quedaron impunes.
Por lo que se publicó en aquel entonces Quiroga ya tenía una causa judicial por violencia de género y esperaba en libertad que se realizara el juicio cuando secuestró en 2016 a la actual víctima difunta.
Actualmente el loco de la fusta colecciona denuncias por violencia de género y espera en libertad otro juicio fijado para los primeros días de abril de este año. Lore, la víctima que lo lleva a juicio radicó varias denuncias contra él por diferentes delitos, pero él será juzgado por lesiones leves a pesar de haber cometido intento de femicidio que interrumpió la madre de la víctima, cuyas lesiones del hecho derivaron en una cirugía reconstructiva en el rostro de la denunciante.
En diálogo con La Rioja/12 Lore relata que constantemente él la amenazaba que iba a terminar como María. Hoy ella y su familia viven bajo amenaza de muerte por las denuncias. Su vida es un calvario sabiendo que él se encuentra en libertad y por falta de medios no cuenta con la asistencia técnica legal necesaria para que él obtenga el juicio que se merece. Si bien destaca la intervención de distintas instituciones que la asisten, llegará al juicio sin patrocinio legal y no logra que su victimario sea juzgado por la tentativa de homicidio que reclama que debería tener la carátula del próximo juicio.
Además, ella también lo denunció por las amenazas de muerte, delitos de violencia sexual en su contra y por un secuestro que padeció varios días junto a su familia mentiras él los tuvo encerrados amenazando la integridad física de su hijo autista si decían algo.
Por Manuela Calvo para La Rioja/12