La Chaya imita a Villa María para gastar $600 millones en una edición previa a la reelección de Quintela

El año electoral va de la mano con la edición 2023 de La Chaya, máxima celebración de La Rioja, que se realizará este año en el autódromo de la capital de la provincia. Con una inflación galopante y el deterioro de las finanzas familiares, el Gobierno de La Rioja tirará la casa por venta en lo previo a las elecciones provinciales, donde el gobernador Ricardo Quintela se jugará su reelección, especialmente en Capital, un departamento adverso para el justicialismo gobernante.

Este año electoral se dejará de lado que es una de las fiestas del carnaval más genuinas del país, que se disfruta todo el día y se basa en una tradición riojana que conmemora a los antepasados diaguitas, donde niños, jóvenes y adultos festejan en las calles de los barrios con harina, agua y albahaca para darle un «toque» que se asemeja al Festival de Peñas de Villa María. A decir verdad, una imitación o una fiel copia de lo que se realiza todos los años en uno de los sectores más ricos del país, como es la Pampa Húmeda.

Lali, Axel, Karina La Princesita, La Delio Valdez y hasta Dale Q´Va, Los Palmeras y Sabroso no tienen nada que ver con el festejo riojano multitudinario de la gente en las calles, arrojándose harina, todos con un ramito de albahaca en la oreja, y danzando al ritmo de grupos al aire libre en diversos puntos de la ciudad, como se sabía vender.

«Se trata de una fiesta muy identitaria para los riojanos, que tiene su historia, que con el tiempo se fue reinterpretando, pero que, en lo esencial, tiene que ver con el festejo de los buenos momentos que había en la cosecha y la abundancia, tirando harina como si no tuviese valor hablaba de ese festejo y en los momentos en los que la gente está con la cara enharinada no existen clases sociales, nos igualamos», dijo el secretario de Turismo de La Rioja, José Rosa.

Sobre el capítulo artístico, Rosa dijo a Télam Radio que habrá «una grilla disruptiva que pone en el escenario la primera noche a Lali y Soledad» y agregó que procuran «perforar segmentos etarios de jóvenes que por ahí no son muy consumidores de estos festivales, pero sí de estos artistas».

Sin embargo, sobre el giro que se hace en La Chaya existe un componente clave: el gasto millonario para la organización. Allegados al Gobierno, como así también ex integrantes del staff que estuvo vinculado a la fiesta, coinciden que el Gobierno gastará unos $600 millones para otra edición que no se condice con la tradición riojana.

La fiesta no es solamente lo que se ve en el escenario sino todo lo que se arma en el autódromo y en la zona, como así también la Peña Oficial y algunas chayas barriales que son «bancadas» por el Gobierno provincial.

En ese marco, Quintela no dudó en destinar millones de pesos porque el 2023 no solo se juega su reelección sino el poder del peronismo en 17 de los 18 departamentos que lo mantienen desde 1983, año del regreso de la democracia.

Pero aquí también está la complicidad de los artistas locales y los amantes de nuestra cultural que con su silencio cómplice avalan que se pierda una de las fiestas más importantes del país. El año pasado se modificó el escenario para mostrar por la televisión que había una multitud cuando la realidad indicaba que no se utilizaba todo el predio del autódromo como en otras ediciones.

Rosa caracterizó a los festejos de la chaya como «un momento de alegría». Y enfatizó: «La verdad que en pocos lugares en el mundo tienen estas tradiciones y tienen este tipo de festejos». «Nosotros siempre decimos que el festival de la chaya no es sólo un festival en sí, que se vive en el escenario con grandes artistas, sino que tiene el condimento extra con la gente, con el pueblo», abundó.

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