Mucha chaya con paddle y cada día los estatales riojanos más pobres

El tradicional evento del autódromo se gastan más de $600 millones sin rendición de cuentas. El certamen de paddel se eroga un millón de dólares. Los sueldos estatales promedios con quincenita asciende a $91 mil

En la República de La Rioja nadie habla porque se le cortan las prebendas, por temor y hasta por comodidad. Más allá del análisis sociológico lo que cierto que cada día la mayoría de los habitantes de la provincia están más pobres.

Es muy fácil entenderlo: la mayoría son empleados estatales con sueldos que llegan con mucha fuerza a $91 mil (salario más la denominada quincenita). Eso equivale a cuatro asados con ensalada, bebida y postre para una familia tipo y tres invitados.

No solo el sueldo está devaluado sino también la ayuda escolar que ronda $10.000. Son tres cartucheras.

Eso además habla a las claras que el Gobierno no toma conciencia de lo que pasa, más aún con el silencio cómplice de los sindicatos y referentes sociales. Una familia debió reunir $165.000 para no ser pobre en enero y se aproxima a $200.000.

Se da en una Provincia que administra $15 mil millones mensuales y no se ve en la calle. El Gobierno destaca las inversiones gastronómicas hasta que se conocen los dueños.

Se cierra otra Chaya, como otros festivales en pueblos que ni agua tienen sus habitantes. Pero con respecto a La Chaya se gastan más de $600 millones que no son rendidos a nadie porque es plata del Estado y el propio peronismo es quien maneja el Tribunal de Cuentas. La fiesta tampoco generó expectativa porque se hizo en la misma fecha que Villa María.

Mientras tanto, otro gasto hay: un millón de dólares para el Open de Paddel que llegarán jugadores de todo el mundo y pagado por todos los riojanos, amantes o no de la especialidad. Se organiza en una Provincia donde la estatización copó toda la economía y las inversiones privadas brillan por su ausencia.

Es probable que el Gobierno avanza con esos eventos que se destinan miles de millones de pesos porque la propia sociedad los avala con su silencio.

Pero la única verdad es la realidad: los estatales riojanos se empobrecen día a día por el proceso inflacionario. Hoy están a $75.000 para llegar al piso de enero para no ser pobres. Muchos son ésto último (pobres) y otros indigentes.

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