La última cumbre de ministros de Turismo del país fue en La Rioja. Allí estuvo un desconocido para la vida política riojana: Diego Gutierrez, director de Promoción Turística del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires. Fue quien elogió la política turística del gobierno de Ricardo Quintela y el riojano le envió un saludo público al jefe del gobierno porteño, Horacio Rodríguez Larreta, quien se perfila para ser presidente de todos los argentinos.
Gutierrez tiene su despacho abierto en el edificio del poder larretista y fue el transmisor de la buena onda política riojana. Hasta que Quintela se transformó en Cristina Fernández.
En la desesperación del gobernador de llegar a la vicepresidenta lo han llevado a cometer errores de cálculo político que los demás mandatarios peronistas no lo hacen: se mantienen lejos de las municiones gruesas, ya que saben que hay vida después del kirchnerismo.
Cristina Fernández -como todo su séquito- no se olvida que la ex senadora Teresita Quintela, hermana del gobernador riojano, fue quien hizo caer la 125. Hasta se había reunido con la entonces presidenta en La Rosada y por su voto en contra debió desempatar Julio Cobos.
El Gobierno de La Rioja sueña con un artículo en el presupuesto nacional de 2023 con $35 mil millones (o más) de recursos extras como ha sucedió en años anteriores. Este 2022 no hay presupuesto, ya que la oposición no dio lo votos. Ese «montón» de dinero es para un año electoral, con el fin que Quintela vaya a la reelección que en Buenos Aires han tomado nota.
Hasta en el despacho del senador riojano Ricardo Guerra, presidente de la comisión de Presupuesto, reconocen que se hace cada año más díficil que La Rioja tenga un artículo exclusivo en la ley de leyes sobre el discurso del punto de coparticipación que perdió en 1998.
En el último año, Quintela hizo todo para ser el nuevo Carlos Menem, quien desde la tierra federal llega a Balcarce 50, aunque en los ´80 para ´90 eran otros tiempos y otra forma de construcción de poder.
Jugó el actual gobernador para Alberto Fernández y hasta le permitió el uso de la Residencia Oficial de La Quebrada, con el fin que se cubriera de los ataques de la vicepresidenta. Fracasó.
Ahora hace lo propio con Cristina Fernández, pero se olvidó de un gran detalle: necesita a la oposición en el Congreso para garantizarse los recursos extras para el año que viene. Esa oposición es -entre otra- Rodríguez Larreta, ese mismo que cargó duramente por C5N el día del intento de asesinato de la vicepresidenta.