Los $3 mil millones o más para que La Rioja sea «una fiesta» antes del llamado a elecciones

Hay departamentos donde se gastó $80 millones en las noches de festivales, a pesar que no tienen agua potable en algunos sectores, en otros problemas básicos como el corte de luz. Estamos hablando que se gasta el 50% de la grilla salarial.

Solo la Fiesta Provincial de Turismo, que se realizó una sola noche en San Blas de los Sauces, el Gobierno de La Rioja gastó unos $60 millones o más. Así se desprende de algunos expedientes que fueron dados a conocer por la Dirección General de Sistemas de Contrataciones, dependiente del Ministerio de Hacienda y Finanzas Públicas.

Ese monto hay que multiplicarlo por todas las noches de festivales en los departamentos, tras la decisión política del gobernador Ricardo Quintela que La Rioja sea «una fiesta» en el año electoral, previo al llamado a elecciones provinciales, donde buscará su reelección. El peronismo tratará además de mantenerse en el poder.

Para la Casa de Gobierno, se debe preparar el escenario para que el «plan circo sin pan» (joda) con las fiestas populares, como han sido denominadas, haga olvidar a los riojanos sobre la crítica situación económica, a raíz de los últimos aumentos de la electricidad y el proceso inflacionario en crecimiento.

Hasta ahora le ha dado resultado esa metodología debido que muchos asistentes a los últimos festivales sacaron créditos personales para comprar las mismas entradas que vende el Gobierno de La Rioja.

Los que saben coinciden que el Gobierno riojano erogará unos $600 millones o más solo para La Chaya que es la fiesta mayor de los riojanos que este año será una copia fiel del Festival de Villa María, ya que se ha dejado de lado lo tradicional para volcarse a otros rostros.

No hay que olvidarse que el Chayero Sanagasteño también perdió la esencia para transformarse en un festival del cuarteto cordobés. Según el Gobierno, les garantiza espectadores para mostrar el éxito del evento financiado con recursos del Estado.

En base a los gastos promedios, el Gobierno destina o «tira» (según la visión) unos $3 mil millones o más para llevar adelante su plan sobre las fiestas populares, cuyos fondos públicos nadie rinde debido que no funcionan los organismos de contralor. Y si funcionan, se controlan entre ellos.

Hay departamentos donde se gastó $80 millones en las noches de festivales, a pesar que no tienen agua potable en algunos sectores, en otros problemas básicos como el corte de luz. Ni hablar de sus calles sin asfalto y la política sanitaria, como educativa, explotada, pero muchos aplauden ese momento de alegría, aunque la triste realidad sigue cuando se baja el telón del escenario. Estamos hablando que se gasta el 50% de la grilla salarial.

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