El mapa de inversiones expuso la soledad de la provincia. San Juan lidera el ranking nacional con más de USD 25.000 millones y Catamarca cierra el podio con USD 8.600 millones. El «cepo ideológico» de la administración Quintela dejó al distrito fuera del radar de los capitales que buscan seguridad jurídica.
Los números fríos de la economía real terminaron por demoler el relato político. Un informe reciente de la consultora Econométrica sobre la distribución federal de los proyectos del Régimen de Incentivo para Grandes Inversiones (RIGI) reveló una realidad incómoda para la Casa de las Tejas: La Rioja desapareció del mapa de inversiones estratégicas de la Argentina.
Mientras el gobernador Ricardo Quintela invirtió su capital político en liderar la resistencia contra el gobierno de Javier Milei y en la emisión de cuasimonedas, las provincias vecinas optaron por el pragmatismo. El resultado está a la vista en el gráfico que circula en las mesas de dinero de la City porteña: los dólares fluyen hacia donde hay reglas claras, y esquivan los distritos que priorizan la trinchera ideológica.
La fiesta de los vecinos
El contraste con la región de Cuyo y el NOA resulta brutal. San Juan, una provincia con matriz geológica y productiva gemela a la de La Rioja, lidera el ranking nacional de captación de fondos. La administración de Marcelo Orrego logró atraer proyectos por USD 25.029 millones, con la minería de cobre como gran estandarte.
La comparación duele aún más al mirar hacia el norte. Catamarca, bajo la gestión del peronista Raúl Jalil —quien supo leer el cambio de época y dialogar con la Casa Rosada—, se aseguró el tercer lugar en el podio nacional con USD 8.654 millones en inversiones.
Entre San Juan y Catamarca suman casi USD 34.000 millones en flujo de capitales destinados a infraestructura, empleo genuino y desarrollo de proveedores locales. En el medio de ese corredor de prosperidad minera y energética, La Rioja figura con cero o con una participación tan marginal que ni siquiera mueve el amperímetro de las estadísticas nacionales.

Río Negro y la lección de federalismo fiscal
El segundo lugar de la tabla lo ocupa Río Negro, con USD 18.289 millones, impulsados por el mega proyecto de GNL. Este caso expone que el RIGI no distingue color político, sino seguridad jurídica. El gobernador Alberto Weretilneck negoció, adhirió al régimen y se llevó la inversión más grande de la historia reciente.
En La Rioja, la legislatura tardó en adherir y, cuando lo hizo, la señal política ya era confusa. La vigencia de los «Chachos», el default de la deuda verde y la retórica combativa del Ejecutivo provincial funcionaron como un espantapájaros para los inversores.
El precio de la «soberanía» discursiva
El gráfico de Econométrica desnuda la consecuencia del aislamiento. No se trata de una discriminación arbitraria de la Nación, sino de la decisión del mercado de no enterrar dólares en un suelo donde la política cambia las reglas de juego.
Mientras San Juan proyecta duplicar sus exportaciones y Catamarca consolida su boom del litio y el cobre, La Rioja depende cada mes más de los envíos discrecionales y la coparticipación para pagar sueldos. La ausencia en la lista del RIGI hipoteca el futuro inmediato: no habrá grandes obras de infraestructura privada ni explosión de empleo en el sector minero riojano en el corto plazo.
La Rioja quedó como una isla en el mapa del desarrollo. El 2027 encontrará a la provincia rodeada de vecinos ricos, mientras puertas adentro se sigue discutiendo cómo financiar el déficit de la obra social o cómo rescatar los bonos de cancelación de deuda. El RIGI pasó el tren, y La Rioja decidió no subirse.