En solo 15 días, la Casa Rosada giró $66.500 millones a las provincias, marcando un récord anual de asistencia financiera. Mientras el gobernador vecino de Catamarca cobró $10.500 millones este lunes, la administración de Ricardo Quintela recibió cero pesos. El envío de fondos discrecionales expone con crudeza la estrategia de premios y castigos de Javier Milei.
El gobierno nacional decidió abrir el grifo de los recursos discrecionales para cerrar el año, pero el agua no llegó a todas las parcelas. La distribución de los Aportes del Tesoro Nacional (ATN) durante la primera quincena de diciembre reveló una selectividad quirúrgica que dejó a La Rioja en el desierto financiero, mientras sus vecinos celebran el auxilio de la caja central.
Los datos oficiales confirman una aceleración abrupta en los giros. Hasta el 15 de diciembre, el Ministerio de Economía liberó un total de $66.500 millones, una cifra que rompe la tendencia de austeridad de los meses previos. Sin embargo, en el detalle de esas transferencias, la provincia gobernada por Ricardo Quintela brilla por su ausencia. La «motosierra» se apagó para los aliados y dialoguistas, pero sigue encendida a máxima potencia para los opositores acérrimos.
El lunes de la furia (y de la envidia)
La jornada de este lunes 15 funcionó como una vidriera de la nueva política de relacionamiento fiscal. La Casa Rosada transfirió $10.500 millones a Catamarca, un distrito gobernado por el peronista Raúl Jalil, quien supo cultivar un pragmatismo silencioso y aceitar los vínculos con el oficialismo nacional.
En la misma tanda, Entre Ríos recibió $7.000 millones y Salta, bajo el mando de Gustavo Sáenz, embolsó $6.000 millones. Estos fondos, que no requieren devolución y son de libre disponibilidad, representan oxígeno puro para pagar aguinaldos y cerrar las cuentas de un 2025 complejo.
Para La Rioja, la comparación resulta odiosa y financieramente asfixiante. Mientras Jalil cuenta los billetes frescos de la Nación, Quintela debe afrontar los compromisos de fin de año con recursos propios, lidiando con la circulación de los «Chachos» y la presión de una deuda en default.

El gráfico del castigo
La evolución de los ATN durante el año muestra el cambio de estrategia.
Como se observa en el gráfico, diciembre marca un pico histórico con $66.500 millones pagados en solo dos semanas, superando ampliamente los registros de mayo o febrero.
Este salto en la curva de distribución desnuda que la «no hay plata» es una verdad a medias: hay plata, pero solo para quienes garantizan gobernabilidad o, al menos, no dinamitan los puentes de diálogo. La exclusión de La Rioja de este reparto millonario no obedece a criterios técnicos de coparticipación, sino a una lectura política estricta.
La soledad de Quintela
La estrategia de confrontación directa que eligió el mandatario riojano —desde la demanda ante la Corte Suprema hasta la retórica encendida contra el modelo libertario— tiene ahora su correlato en la planilla de Excel de Luis Caputo. La Nación utiliza los ATN como una herramienta de disciplinamiento fiscal y político.
Al dejar a La Rioja fuera del reparto de diciembre, el mensaje del gobierno central es inequívoco: la resistencia tiene un precio. Y ese precio se paga con aislamiento. Mientras las provincias vecinas cierran el año con las arcas reforzadas por la Nación, La Rioja enfrenta el verano político y económico en la más absoluta soledad financiera.