Un informe privado reveló que el distrito gestionado por Ricardo Quintela es el que peor desempeño tuvo en todo el país: sus ingresos en dólares cayeron un 25,6% interanual. Mientras el NOA crece al 15% impulsado por el litio y el agro, La Rioja sufre el apagón de sus motores productivos.
El relato productivo del gobierno riojano chocó de frente contra la pared de las estadísticas. Un relevamiento de la consultora Politikon Chaco, con datos acumulados a noviembre de 2025, expuso la fractura económica que atraviesa la provincia: mientras la Argentina logró aumentar sus exportaciones un 9,5% en dólares, La Rioja registró un desplome del 25,6%, convirtiéndose en el distrito con la caída más profunda de todo el mapa nacional2.
La cifra encendió las luces de alerta en el sector privado y desnudó la falta de competitividad del «Modelo Riojano». La provincia no solo quedó en el fondo de la tabla de posiciones por volumen —apenas exportó USD 152 millones, representando un marginal 0,2% del total país—, sino que se desacopló por completo de la dinámica de crecimiento que exhiben sus vecinos.
Una isla en el NOA
El dato que más duele en la Casa de las Tejas surge de la comparación regional. La región del Noroeste (NOA) mostró un crecimiento robusto del 15,7% en sus ventas al exterior, impulsada por la minería y las economías regionales. Sin embargo, La Rioja miró esa fiesta desde afuera.
El contraste con los gobernadores vecinos resulta brutal. Salta, por ejemplo, disparó sus exportaciones un 26%, Catamarca creció un 18,4% y Jujuy un 15,8%. Incluso Tucumán logró mantenerse en terreno positivo con un 2,8%. La Rioja, en cambio, retrocedió casilleros a una velocidad alarmante, quedando como el «patito feo» de una región que atrae dólares genuinos.

El colapso industrial y agrario
Al hacer zoom sobre los números rojos, la crisis aparece generalizada. El informe detalla que la caída riojana no respondió a un factor estacional aislado, sino a un desmoronamiento sistémico de su matriz exportadora.
Las Manufacturas de Origen Industrial (MOI), que suelen ser el orgullo del Parque Industrial riojano, se hundieron un 32%. Por su parte, las Manufacturas de Origen Agropecuario (MOA) —donde tallan el aceite de oliva y el vino— retrocedieron un 24,3%. Ni siquiera los Productos Primarios lograron salvar la ropa: cayeron un 0,6%.
Esta «triple caída» expone la fragilidad de las empresas locales ante la falta de incentivos, la presión fiscal y la incertidumbre cambiaria que generó la emisión de cuasimonedas en el distrito.

Fondo de tabla
La performance exportadora de La Rioja la ubicó en el penúltimo lugar del ranking nacional de volumen exportado, superando únicamente a Formosa, que vendió apenas USD 44 millones. Provincias con matrices complejas, como San Juan —que enfrentó una caída en precios internacionales— lograron aun así crecer un 14,2% en facturación, demostrando que el problema riojano es de competitividad interna y no solo de contexto global.
Para Quintela, estos números significan una dependencia cada vez mayor de los giros discrecionales de la Nación. Sin dólares propios entrando por exportaciones y con el sector privado en contracción, la autonomía financiera de la provincia se reduce a una expresión de deseo.