Nuevo escenario político: La Rioja sin Alberto ni Cristina

La ruptura del bloque de Senadores nacionales oficialistas es la antesala de la descomposición del poder en Casa Rosada. El Gobierno «gastador» de Quintela depende de los recursos nacionales. La oposición pone en la mira el manejo de la cosa pública riojana

Un nuevo escenario político nacional se presenta tras la ruptura del bloque de Senadores Justicialistas. Cristina Fernández de Kirchner perdió el control de la Cámara Alta y los legisladores que dejaron el espacio le apuntaron directamente a Alberto Fernández. En un cerrar de ojos, la vicepresidenta quedó en manos de los acuerdos internos y el presidente tomó nota que transita sus últimos meses en la Casa Rosada.

Para La Rioja es un duro golpe, especialmente para el gobernador Ricardo Quintela, que a través de declaraciones en medios afines al kirchnerismo, creyó llegar al corazón de Cristina, quien ya había anticipado que no será candidata otra vez. Hoy más ratificado por la pérdida del control en el Senado.

Dentro del pseudo oficialismo se mantiene el senador nacional Ricardo Guerra, presidente de la comisión de Presupuesto, mientras que su par, Clara Vega, quedó en off side al intentar levantar las banderas de una hipotética candidatura del ministro de Economía, Sergio Massa.

Juntos por el Cambio, que integra el otro senador Julio Martínez, pasó a transformarse en la primera minoría. Pero nadie tiene los votos para trasnochadas aventuras legislativas.

Cristina soñó que desde el Senado se llevaba puesto a la Corte Suprema, aunque es un tema que solo le sirve a ella y a su séquito. Es un aspecto muy lejano para las provincias.

Alberto Fernández además está más diezmado debido a las críticas que recibe de los propios a su gestión. Se enteró de la descomposición del Senado en la Antártida Argentina. El presidente hace paseos por las provincias como despedida de su gestión que terminará el 10 de diciembre.

Ese escenario se debe bajar a la provincia gobernada por el «gastador» de fondos ajenos, cuyo apellido es Quintela. El mandatario riojano, que se despegó del kirchnerismo al llamar a elecciones para el 7 de mayo, también tiene que llegar a fin de año, más allá que salga airoso (lograr la reelección).

Lo debe realizar en el parate de la gestión presidencial y fundamentalmente, en una nube inflacionaria que impacta de lleno a los votantes del quintelismo.

Hasta el INDEC blanqueó que La Rioja es una de las tres provincias con los ingresos familiares más bajos del país.

De esa forma, Quintela no tiene con quien hablar en la Casa Rosada, como en el Congreso, sobre lo que puede suceder. Frente a ello, sus pares se han recluido en sus provincias.

Para el caso de La Rioja es más complicado porque es una provincia que no genera nada. Depende exclusivamente de los fondos que llegan desde Buenos Aires y al mirar más allá del 10 de diciembre, el actual mandatario riojano tiene un montón de frentes abiertos por sus bravuconadas: Corte, medios, oposición y hasta Massa.

Lo más flojo es el manejo de la cosa pública (recursos) que se ha visto favorecido porque no hay controles (los controladores son empleados peronistas), pero todos los que vienen anuncian que auditarán hasta los tornillos, esos mismos que habló Quintela al referirse a los porteños.

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